Espacios naturales y fauna silvestre

El conejo de monte, una especie por descubrir

El conejo de monte es una de las especies clave en el Ecosistema Mediterráneo de la Península Ibérica, estando presente en la dieta de multitud de especies amenazadas como el lince ibérico o el águila imperial.

El conejo de monte es una de las especies clave en el Ecosistema Mediterráneo de la Península Ibérica, estando presente en la dieta de multitud de especies amenazadas como el lince ibérico o el águila imperial. Tiene el honor de haber sido el responsable del origen del nombre de nuestro país, cuyas raíces se remontan a la llegada de los Fenicios a nuestras costas. Admirados por la gran cantidad de lo que ellos pensaron que eran damanes (pequeños mamíferos presentes en el continente Africano con un aspecto similar al del conejo de monte), comenzaron a llamar a esta tierra de I-Spha-Him o tierra de damanes. Posteriormente, con la llegada de los romanos, el término se latinizó dando lugar a Hispania y más tarde a la España que hoy conocemos. Por otra parte, también es importante destacar que se trata de una especie originaria de la Península Ibérica, que ha dado lugar a todas las razas de conejos domésticos que hoy conocemos, y que desde aquí ha colonizado prácticamente todo el mundo, estando presente en todas las latitudes.

A pesar de esta evidente importancia, el conejo de monte no siempre ha sido apreciado como se merece, pues hasta hace menos de 100 años, debido a su abundancia, era considerado como una plaga contra la que había que luchar con todos los métodos posibles y con cupos de captura ilimitados.

Sin embargo, en el momento actual su situación es radicalmente diferente. A pesar de que en algunos lugares concretos todavía sigue causando daños en cultivos o incluso poniendo en riesgo la estabilidad de algunas vías públicas, por la colonización de taludes de autopistas o tramos ferroviarios; su situación general dista mucho de la mencionada en el párrafo anterior, habiendo llegado incluso a desaparecer en territorios tradicionalmente conejeros de buena parte del país. Este aspecto se confirma si recurrimos a las tablas de aprovechamientos cinegéticos de los últimos años, donde podemos comprobar que el número de conejos abatidos ha sufrido importantes descensos a lo largo del último siglo. Primero en los años 50 con la aparición de la mixomatosis, después en los 80 con la Enfermedad Hemorrágico Vírica y desde 2012 con una nueva variante de este último virus que casi provoca la erradicación de las poblaciones a las que afecta por su gran virulencia.

Estas acentuadas crisis que ha sufrido nuestro conejo de monte en su historia reciente, han repercutido tanto en la caza como en los cazadores, por la mayor presión ejercida sobre otras especies con una situación ya crítica de por sí, como la maltrecha perdiz roja. Pero también lo ha hecho sobre la conservación de especies como el lince ibérico y el águila imperial, emblemas de nuestro patrimonio que tampoco atraviesan por su mejor momento. A diferencia del conejo, para estos últimos si existen y han existido en las últimas décadas importantísimos aportes económicos públicos para poner en valor y garantizar la conservación y viabilidad futura de sus poblaciones. Probablemente, no siempre con el éxito esperado en proporción a la inversión realizada y, probablemente también, porque quizás no se había considerado al conejo de monte como la pieza clave de este complejo rompecabezas. Sirva como muestra para reforzar esta teoría que en las últimas temporadas de cría, los datos publicados por los propios Programas de Conservación del lince en libertad muestran un descenso del número de camadas y crías nacidas, asociándolo, fundamentalmente, a la reducción de las poblaciones de conejo por la virulenta aparición de esa nueva variante del virus de la Enfermedad Hemorrágica que hemos mencionado.

Ante este panorama parece evidente que resulta fundamental plantear algunas reflexiones y, sobre todo, ponerse manos a la obra para tratar de revertir la situación de la especie mediante el diseño y ejecución de una estrategia integral de gestión, que garantice la viabilidad de sus poblaciones a medio y largo plazo.

Entre las medidas a considerar, además de la imprescindible gestión del hábitat y de la propia especie cuando aún esta presente en el entorno, contamos con la realización de repoblaciones, reintroducciones y refuerzos poblacionales, según el caso.

En la Escuela Internacional de Conocimiento Agroambiental pensamos que se trata de una especie clave a la que no se le presta la suficiente atención, de modo que es imprescindible contar con profesionales bien formados que contribuyan a su recuperación y, por ende, a la de otras muchas especies.

Si quieres descubrir todos los secretos del conejo de monte y formarte en una especie clave para la conservación aprovecha la oportunidad y matricúlate ya en nuestro Curso on-line sobre el conejo de monte: especie clave de los ecosistemas mediterráneos.

¡Te esperamos!

 

 

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