Cuatro razones imprescindibles para la coexistencia del lobo en el medio rural
El lobo ibérico es una especie clave en nuestros ecosistemas que, ubicado en la cúspide de la cadena trófica, cumple un importante papel ecológico
El lobo ibérico es desde siempre un animal incapaz de dejar indiferente a nadie, surgiendo en torno a él posturas extremas tanto por parte de los que lo rechazan como incluso por aquellos que lo intentan proteger.
En todo caso, todos aquellos que hemos tenido la ocasión de observar un lobo ibérico en la naturaleza, de cruzar una mirada con él o, incluso, trabajar en contacto directo con ejemplares de esta emblemática especie no podremos olvidar jamás el semblante de un animal majestuoso, impactante y sorprendente a partes iguales, imagen que hace que todos los esfuerzos por garantizar su conservación, su coexistencia y, por tanto la viabilidad de sus poblaciones se convierta casi en una obsesión.
Son muchísimas las razones que podríamos invocar en este sentido para justificar esa imprescindible necesidad de convivir, como siempre hemos hecho hasta hace poco más de 50 años, con una especie presente en aquellos años en toda la Península y que, por desgracia, en la actualidad ha quedado reducida al noroeste ibérico principalmente y aún así se sigue persiguiendo, sin embargo estas cinco que ponemos a continuación son de gran importancia:
–El lobo como controlador de problemas sanitarios en la fauna silvestre.- Los grandes predadores como el lobo ibérico ejercen una importante presión sobre especies como ungulados y lagomorfos, con mayor intensidad sobre aquellos animales débiles o enfermos y, por tanto, más fácilmente capturables. Esto es, sin duda, una herramienta natural del control de las enfermedades en las poblaciones silvestres.
– El lobo como controlador de superpoblaciones.- En los lugares donde no existen grandes predadores las poblaciones de ungulados y lagomorfos presentan picos que dan lugar a superpoblaciones y desencadenan daños en cultivos, riesgo de accidentes de tráfico, problemas sanitarios, daños en la flora autóctona, en definitiva, podríamos considerar al lobo y a otros grandes predadores como modeladores del territorio.
– El lobo como figura de valor añadido para productos agroganaderos obtenidos en zonas donde está presente.- La figura del lobo ibérico va unida indudablemente a un valor de conservación y equilibro del entorno donde está presente. Este valor hace que el consumidor final, sobre todo en entornos urbanos y de grandes ciudades, de poder adquisitivo medio alto, esté dispuesto a pagar más por los productos obtenidos en esos territorios. La adecuada gestión de marcas de calidad asociadas a espacios naturales bien conservados en los que la presencia del lobo es uno de los emblemas de esa conservación, es una interesante herramienta para la puesta en valor de la presencia del lobo ibérico en un territorio y, sobre todo, para que los habitantes del medio rural encuentren en su protección un interés añadido al de la propia conservación del entorno.
– El lobo como agente dinamizador del medio rural a través del ecoturismo.- En los últimos años hemos notado un incremento notable del turismo de naturaleza. En este sentido la figura del lobo es un importantísimo estímulo que está favoreciendo el desarrollo del turismo de interior en las zonas donde está presente. Sirva como ejemplo nuestra querida Sierra de la Culebra, en la Provincia de Zamora, un espacio natural en el que se encuentra la mayor población de lobo ibérico de la Península Ibérica, y en el que en los últimos años varias empresas de turismo de naturaleza se han asentado en el entorno con el ánimo de mostrar a los visitantes no solo al propio lobo en su medio natural, sino también los valores etnográficos de un entorno de excelente calidad.
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